Los mayores volúmenes de emisiones de carbono
se producen en Sudamérica, por la tala de árboles tropicales para dar
espacio a la agricultura y obtener ingresos procedentes de la explotación
de la madera.

Esta actividad es un factor importante en el cambio
climático, ya que la reducción de las emisiones de gases de efecto
invernadero depende de la conservación de los bosques.
Debido a que sirven como almacenadora de
carbono, condensando los gases de efecto invernadero en su biomasa, la
hojarasca y los suelos.
La deforestación y la degradación
de los bosques son responsables de entre el 10% y el 12%. Junto con la
agricultura, son la segunda causa principal del calentamiento del planeta.
Los científicos reconocen que una buena gestión
de los bosques y de la cubierta forestal contribuiría a combatir el
cambio climático.
Por ejemplo, 123 plantones de árboles
cultivados durante 10 años pueden detener el carbono emitido por un año
de conducción de un vehículo.
La plantación o la restauración de los
bosques naturales, ejecutados de forma sostenible, tienen un buen
potencial para reducir el ritmo del cambio climático.
Finalmente la Organización de las Naciones
Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), más de 20 países han
demostrado de manera convincente que el aumento de la producción agrícola y la
seguridad alimentaria no es en absoluto incompatible con la protección de los
bosques.
Si más países siguen este ejemplo, podríamos
mitigar con éxito el cambio climático y la sostenibilidad del planeta.
Publicado en el diario LA REPÚBLICA